Babia


24 de Abril de 2021 - 24 de Mayo de 2021

Para conocer todos los rincones de Babia utilice a continuación el índice:

 


 
Coordenadas 42°57′50″N 6°04′33″O
Entidad Comarca

• País

Bandera de España España

• Comunidad Autónoma

Bandera de Castilla y León Castilla y León

• Provincia de España

León
Municipios Cabrillanes
San Emiliano
Superficie Total 380 km²
Población Total 1666 hab.
Municipio más poblado Cabrillanes
Municipio con mayor superficie San Emiliano
Municipio con mayor densidad Cabrillanes

Municipios y pueblos

Históricamente, Babia agrupa a dos concejos que han devenido en municipios, el de Babia de Yuso, o Babia de Abajo, con capital en San Emiliano y el de Babia de Suso, o de Arriba, cuya cabecera corresponde a Cabrillanes.

Municipio Población Superficie Densidad
Cabrillanes 855 169,16 5,82
San Emiliano 691 210,73 3,24

 

Babia de Arriba, Babia Alta o Babia de Suso (del latín sursum, sussum), ahora Ayuntamiento de Cabrillanes y compuesta por 14 pueblos, que son:

Babia de AbajoBabia Baja o Babia de Yuso (del latín deorsum), ahora Ayuntamiento de San Emiliano y compone por otros 14 pueblos que son:

 

Los mayores núcleos de población son San Emiliano, Cabrillanes, Huergas de Babia, Piedrafita de Babia, Torrebarrio y Quintanilla de Babia.

 

Etimología del nombre

El topónimo deriva del latín medieval en la forma Vadabia. Los filólogos entienden que es una palabra con orígenes en el vocablo vasco Ur, agua, como Puente Orugo.

 

Geografía

Babia es una comarca del noroeste de la provincia de León, Comunidad Autónoma de Castilla y León, Babia se halla en plena montaña leonesa en la Cordillera Cantábrica.

Limita al norte con Asturias. Al Este con la comarca de Luna. Al Sur con la comarca de Omaña y al oeste con la comarca de Laciana.

 

 

Sus valles se han declarado Espacios de Protección Especial (Babia es Reserva de la Biosfera desde el 29 de Octubre de 2004. Forma una unidad más de la Gran Reserva Cantábrica, según acordó el Comité Internacional de Coordinación del Programa MaB de la UNESCO), dadas sus características y grandeza. Ello da idea de la magnitud de esta montaña, con grandes alturas y fuertes roquedos de caliza e, incluso, de cuarcitas y pizarras, sobre las que se ha producido una acción kárstica y glaciar cuyo resultado son formaciones de cuevas, dolinas y lagunas. El fondo del valle de Babia es amplio, rodeado de cumbres que rebasan los 2000 metros de altitud, valles moldeados por glaciares. Esto no impide el que existan masas arbóreas de haya y roble, por encima de la cuales se extienden grandes áreas de pasto, presididas desde los cuatro puntos cardinales de cumbres que rebasan los 2000 metros de altitud, destacando por su altitud y majestuosidad del macizo de peña Ubiña de 2414 metros, una de las montañas más altas de la Cordillera Cantábrica.

 

La acción del hombre durante siglos ha dotado a Babia de una gran biodiversidad, contando con endemismos como la Saxifraga babiana.

Al ser territorio de abundantes nieves, el agua es un elemento consustancial a su geografía. Numerosos arroyos llevan sus aguas hacia el río Luna, que toma este nombre a partir de Puente Orugo, después de que en este lugar confluya el caudal de los ríos Grande y Torrestío.

En Babia nacen dos de los grandes ríos leoneses, el Sil, al pie de la Peña Orniz a 1980 m s. n. m., en las cercanías de los pueblos de La Cueta y de Torre de Babia, que vierte sus aguas a la cuenca del Miño y el Luna, que lo hace a la del Duero. [5] - [7]

 

Macizo de las Ubiñas con Peña Ubiña a la cabeza.

 

Cumbres y consecuencias del periodo glaciar

Al sur de la comarca, la máxima altitud está en los 2.154 m del Alto de la Cañada, de naturaleza silícea. Al norte, las montañas son calizas y tienen su cota máxima en Peña Ubiña (2.411 m); pero no es ésta la única, pues Babia reúne un conjunto de cumbres muy altas entre las que destacan Ubiña la Pequeña (2.193 m), Pena Chana (2.105 m), Montigüeiru (2.188 m), Cuetalbo (2.074 m), Peña Orniz (2.191 m), la Cervata (2.087 m).

Todas estas cumbres permanecían cubiertas de hielo hace apenas 10.000 años, como consecuencia del último periodo glaciar. Es en este momento cuando hay que buscar el origen del paisaje que se contempla en la actualidad, caracterizado por amplios valles excavados en forma de cubeta, circos y morrenas.

Una lengua glaciar con una longitud superior a los siete kilómetros y con un espesor máximo de más de 200 metros, recogía el hielo que discurría con lentitud desde tres circos distintos por encima de Torre de Babia. Este glaciar fue uno de los más notables de la Cordillera Cantábrica y formaba parte del mismo sistema en el que se encontraban los grandes glaciares de Somiedo. En el macizo de Ubiña pasaba lo mismo; el suave relieve de las veigas de Riotuerto y Candioches favorecía la acumulación de grandes espesores de hielo que llegaban a rebosar en forma de lenguas heladas hacia los actuales valles de Pinos, Villafeliz de Babia y Huerna.

Al incrementarse gradualmente la temperatura del planeta los glaciares desaparecieron muy lentamente, pero dejaron sus huellas que perduran, de forma inequívoca, en el paisaje. En la actualidad, el frío extremo en las áreas de alta montaña sigue siendo un importante factor modelador. La dinámica de hielo-deshielo fractura la roca y genera canchales, pedreras o tseras tan característicos de los paisajes altimontanos. Además de la erosión originada por el hielo, las montañas calizas muestran las huellas particulares de otro tipo de erosión, la química o kárstica. El agua en contacto con el CO2 atmosférico se acidifica y es capaz de disolver el carbonato cálcico. Las rocas presentan entonces diversas estructuras entre las que destacan hoyos y dolinas que indican, en el exterior, la presencia de simas y cuevas pobladas de estalactitas, estalagmitas y columnas, que la lenta disolución y depósito de la caliza han formado en el interior de la montaña. [5]

 

Vivir y sobrevivir

En este ambiente dominado por la roca y el frío, tanto plantas como animales precisan de adaptaciones específicas que posibiliten su supervivencia. Las plantas pasan nueve o diez meses al año sepultadas bajo la nieve y el hielo. Las flores son especialmente grandes y vistosas para atraer de forma rápida y efectiva a los insectos polinizadores. Salen temprano en primavera, incluso antes de que la nieve se haya derretido por completo, para poder completar su ciclo vital y reproductivo antes de quedar sepultadas, de nuevo, por las primeras nieves del otoño. Los árboles no son capaces de sobrevivir en altitudes superiores a los 1.500 m y los arbustos que se asientan en estas altitudes adquieren un porte almohadillado para soportar mejor las gélidas ventiscas y el peso de la nieve, que puede alcanzar con facilidad espesores de cinco metros. Sin embargo, estos ambientes inhóspitos albergan multitud de especies muy escasas en el conjunto de la península Ibérica, algunas de ellas endémicas como el Narcissus asturiensis y la Saxífraga babiana. Esta última lleva en su nombre científico una alusión inequívoca a Babia, la comarca donde en 1983, se describió por primera vez.

Se trata de una especie adaptada a la vida en los roquedos que en ocasiones ocupa también las paredes de las casas y muros. Sus raíces se agarran con fuerza a las fisuras de la caliza reseca y sus hojas, pequeñas y carnosas, evitan la desecación de la planta. En Babia es relativamente frecuente, al igual que en otras comarcas del occidente de la Cordillera Cantábrica pero, al no existir en ningún otro sitio, debe ser protegida. No en vano desde el año 2000 está catalogada como “vulnerable” en la Lista Roja de la Flora Vascular Española elaborada por el Ministerio de Medio Ambiente.

Es preciso mencionar aquí las plantas que viven en los canchales donde, a la dureza del clima, hay que añadir la práctica inexistencia de suelo sobre el que fijar sus raíces y que retenga algo de humedad y nutrientes; además se trata de un medio sometido a movimientos y continuos cambios. Como en el desierto, las plantas adaptadas a la vida en estos lugares presentan hojas carnosas en las que almacenan agua. Pero sobre la piedra el grupo mejor adaptado son los líquenes que sorprenden por ser el resultado evolutivo de la asociación simbiótica de un alga y un hongo.

La fauna también se encuentra adaptada a este particular modo de vida. Entre los mamíferos, el rebeco es el más representativo. Sólo abandona las altas cumbres cuando las condiciones son de extrema dureza, para alimentarse en las laderas más resguardadas. Los canchales son frecuentados por microma-míferos como el lirón careto y el topillo nival. En el grupo de las aves destacan el treparriscos, que habita los paredones más escarpados, el acentor alpino, el pechiazul y el gorrión alpino, que tiene en Babia buenas poblaciones y suele verse en bandos muy cerca de las cumbres calizas. Además, reptiles, anfibios y numerosos invertebrados, como la mariposa Apolo, se unen al catálogo de animales babianos con vocación montañera.

En los últimos siglos de la glaciación Würm comienza a producirse el último gran cambio climático del planeta, al que será necesario aludir de nuevo para explicar la vegetación actual de Babia.

Hace unos 10.000 años la temperatura de la Tierra se incrementaba lenta-mente. La vegetación de Babia, en ese momento, era muy similar a la que hoy podemos encontrar cerca del círculo polar ártico en países como Noruega, Suecia o Finlandia. Extensos bosques de pinos y abedules, en los que vivían alces, osos, bisontes y urogallos, cubrían las partes más bajas.

Dos mil años después, hace unos ocho mil, el clima se había suavizado hasta permitir que los bosques de frondosas prosperaran y empezaran a desplazar a las arcaicas coníferas. Estos bosques frondosos, primero de robles y más tarde de hayas, llegaron a colonizar todos los rincones de la Cordillera Cantábrica. Sin embargo, algunos parajes muy concretos, permitieron la conservación de pinares y abedulares relictos. Ésto explica la aparición de dos troncos fósiles de pino encontrados en turberas de Riolago de Babia datados hace 9.100 y 4.400 años o el hallado en Torrestío que puede ser fechado en el 2500 a. de C.

En la actualidad no hay pinares naturales en Babia, pero existe uno plantado en Piedrafita que es uno de los elementos más representativos del paisaje de este pueblo desde que en 1912 se pusieran los primeros ejemplares. El Monte Carcedo está declarado Monte de Utilidad Pública y corresponde a la administración autonómica su ordenación y gestión dentro de los criterios de sostenibilidad de los recursos naturales. Se trata de la repoblación forestal más antigua documentada en la provincia de León y en ella, además de varias especies de pinos como el albar, el laricio, el -negro y el resinero, prosperan robles, acebos, tejos, arces, mostajos, así como otros árboles y arbustos. Entre la fauna forestal asociada destacan aves como el cárabo, el pico picapinos, el gavilán, el reyezuelo y el agateador; mamíferos como el corzo y un numeroso elenco de pequeños invertebrados. [5]

 

Ganadería y trashumancia

Más recientemente tuvo lugar otro acontecimiento que volvería a modificar por completo el paisaje vegetal de Babia, convirtiendo esta comarca en una de las más deforestadas de toda la Cordillera. La necesidad de pastos aumentó al desarrollarse el mercado de la lana y la ganadería trashumante. El hombre hizo desaparecer los bosques con el hacha y el fuego, creando en este proceso los que probablemente sean los mejores pastos trashumantes de la Cordillera Cantábrica. Puertos como el de la Cubilla, Alcantarilla, la Cueva del Puerco, Gorgaveros y los Navares, en el entorno de Ubiña; o Cebolleu, Covalancho, L’Abeseu, Cuetalbo y Las Verdes, entre La Cueta y Torre de Babia son, sin duda, algunos de los mejores agostaderos de León.

En Babia el movimiento de ganado a los pastos frescos de altura durante el verano se remonta, muy probablemente, a tiempos prehistóricos, pero alcanza su máximo desarrollo a partir del siglo XIII con la creación del “Honrado Concejo de la Mesta”. Desde este momento la actividad trashumante quedará perfectamente regulada y vinculada al comercio internacional, en el que la lana de las merinas españolas será un importante referente hasta el siglo XVIII, 500 años después.

Hoy quedan muy pocos pastores que sigan moviendo sus rebaños de los pastos de altura babianos a los invernales extremeños, pero el bagaje cultural de toda la comarca estará para siempre vinculado a esta forma de vida en constante movimiento, una gesta bucólica que duró siglos y que, en nuestros días, toca a su fin. Actualmente siguen subiendo rebaños de ovejas merinas a los puertos de Babia, que se arriendan para toda la temporada y que comparten los pastizales con el ganado vacuno y, también con el equino, en especial de la raza Hispano-bretona, siendo Babia el referente estatal de este caballo.

Afamados son los caballos babianos que desde antiguo se criaban en los pastos de la Malvosa y Boeriza, en Lago de Babia. Pero también los rebaños de ovejas merinas, administrados por los mayorales originarios de estos pueblos, que por su lealtad, conocimiento y buena gestión de los rebaños trashumantes que aquí desembocaban a través de la cañada de La Vizana, dieron nombradía a a la comarca y la impregnaron de su cultura que es manifiesta en sus formas de vida, folklore, artesanía y construcciones tales como los chozos pastoriles y las roperías de las cabañas ganaderas.

Un tipo especial de trashumancia es la que realizaban los llamados vaqueiros de alzada. En invierno se trasladaban con sus ganados, familia y enseres desde algunos puntos concretos de Babia y de otros concejos limítrofes hasta la costa asturiana.

Los vaqueiros, debido a sus hábitos, pueden ser considerados uno de los últimos pueblos seminómadas de Europa. Su forma de vida y costumbres generaron una fuerte controversia en el pasado, de modo que llegaron a ser excluidos social y religiosamente. En la actualidad, están rodeados de numerosas leyendas, no exentas de romanticismo, aunque es muy posible que en el origen de todo ésto se encuentren viejas disputas relacionadas con los derechos de aprovechamiento de los pastos. Torrestío, junto a la Cueta en Babia y Lumajo en Laciana, son los pueblos de mayor tradición vaqueira en toda la provincia de León.

 

La ganadería, una de sus principales riquezas. fue determinada por la abundancia en aguas y verdes praderas. [5]

 

También es una comarca tradicional de canteros, caleros y mineros.

 

Minería

Otra de sus principales riquezas fue la minería de carbón. Por mencionar algunas, la explotación en La Mora, en Carrasconte y Nueva Julia (explotación a cielo abierto) en Piedrafita de Babia.

El Tribunal Superior de Justicia de la UE condenó en 2001 a España por permitir este tipo de explotaciones. La sentencia decretó el cierre de las cortas de Laciana y Babia, obligando además a la Junta de Castilla y León a restaurar medio ambientalmente la zona.

Actualmente Nueva Julia se ha restaurado en su totalidad y la explotación de carbón no es una actividad en Babia.

 

Tiempos de esplendor

Los tiempos de la trashumancia fueron tiempos de esplendor económico en Babia, de familias de alcurnia y de casas solariegas que lucen aún las armas de sus antiguos señores. Estos blasones, labrados con esmero en la piedra, resumen en sus cuarteles la ascendencia noble en la genealogía de los Flórez, propietarios de las casonas de Torre de Babia, Piedrafita, Robledo, Vega de Viejos y Riolago; y de la fortificación que da nombre a Torre de Babia. En esta localidad hay también una casa hidalga que perteneció a los Meléndez. En Villasecino tuvieron propiedades los García Lorenzana y en Riolago, un palacio amurallado perteneció a los marqueses de Acedo aunque antes había sido baluarte de una de las familias más poderosas de León, los Quiñones. Raro es el pueblo babiano que no posee solar hidalgo; en la Majúa se encuentra el palacio de los Quirós y en Lago de Babia la casa de los Cuenllas.

Pero casonas y palacios no son el único patrimonio artístico que guardan los pueblos de Babia. Iglesias como la de Quintanilla conservan todavía elementos románicos que atestiguan su origen medieval. El santuario de Carrasconte, del XVI, y las iglesias de la Majúa, Villasecino y Candemuela, del XVII, son buenos ejemplos del barroco montañés. Merecen una especial alusión pequeñas ermitas que, como la de Porcinero en la subida a Ventana, la de Pruneda mencionada páginas atrás, la de San Antonio en Cospedal, la de Santa María en Quintanilla o la del Cristo en Riolago, concentran el fervor religioso de los babianos, que se manifiesta cada año en romerías y fiestas. [5]

 

La casa tradicional

Las casas plebeyas están construidas con materiales abundantes en la zona y, al igual que las nobles, tienen sobrias paredes de piedra caliza y techos de pizarra dispuestos según arcaicos diseños en los que el ingenio popular ha sido el único arquitecto que han tenido en los varios siglos que llevan en pie. La casa popular babiana presenta las características propias de la montaña leonesa, como la escalera exterior o patín, la cuadra bajo la vivienda y algunos elementos accesorios, como los hornos, en los que cada familia cocía su propio pan, o el hórreo, donde se guardaban la cosecha y la matanza a salvo de la humedad y los ratones.

Todos los elementos de la casa eran necesarios para la supervivencia de la unidad familiar, dedicada a la ganadería de subsistencia. En la actualidad, el ganado sigue siendo la principal actividad económica de la comarca; muchos de los pastos, antaño destinados a las merinas trashumantes, se dedican hoy a la crianza extensiva de vacas de carne y caballos hispano-bretones. En San Emiliano esta raza cuenta con un afamado concurso-exposición que se celebra cada año en el mes de octubre. También en octubre hay feria ganadera en Cabrillanes aunque, sin duda, las ferias más importantes son las celebradas en el Puerto de Somiedo el 29 de junio, festividad de San Pedro y el 8 de septiembre en la festividad de Nuestra Señora, donde se reúnen ganados procedentes de todos los concejos limítrofes, con especial atención a las vacas de raza asturiana de los valles.

 

Historia

Los primeros indicios de presencia humana se remontan al período Neolítico. Posteriormente se detectan restos de la cultura castreña en lugares como Peña Sulcastro, Corona de Quíntanilla o Castro, en Torre de Babia.

Históricamente, la comarca, que es conocida como Vadavia a lo largo de los siglos X al XIII, se la ha tenido según la leyenda como reducto temporal de los Reyes leoneses. Tuvo torres acastilladas en Piedrafita y Torre de Babia, como también residencias palaciales, de las cuales son significativas los de los Flórez en Vega de Viejos y la de los Cuenllas en Lago de Babia. Son la materialización de un régimen señorial del que también participó el marquesado de San Vicente o el de Ucedo, bajo cuya jurisdicción estuvieron Mena y Peñalba de Cilleros.

 

Lingüística

Además del castellano, en Babia se habla una variedad propia del idioma leonés, el pachuezu, que pertenece al conjunto lingüístico del idioma asturleonés que hoy está en franco desuso en la comarca. [1]

Pachuezo: se denomina popularmente el habla regional de Babia. Este núcleo dialectal se encuadra dentro del llamado leones occidental. Su característica mas acusada es la conservación de muchas formas, registradas ya en documentos del siglo X al XIII, y que se mantienen vivas, pronunciándose del mismo modo en que se grabaron en los tiempos del romance. Tiene el pachuezo una exuberante riqueza verbal, un extensìsimo vocabulario y es particularmente rico en el terreno de los toponimos. [8]

“...Lus mozus dalguna vez suelen dir a queius ; cuechen lus que ses paez que

pueden comer daquesa ya deixan lus demás. Outras veces, en vez de a queisus

van a ochas ; beben la nata que pueden ya la demás la deixan. Ya bien untau el

gaznate, echan la ronda :

Esta nueite rondu you,

ponte nena a la ventana,

que pa la nueite que vien,

ronde quien se de la gana. [1]

Instituto Cervantes -> Enlace externo

 

 

«Estar en Babia»​

A pesar de la creencia extendida de que en la Edad Media los reyes de León escogían este lugar para su reposo y alejarse de las tareas cotidianas de la corte, lo que originó el dicho «estar en Babia», [2]​ no existe ninguna prueba o evidencia que sustente algo parecido a que Babia fuera un lugar de recreo real, y menos aún de que el rey desatendiera sus obligaciones en Babia. Hoy en día la expresión «estar en Babia» define a cualquier persona distraída o ausente. [2] - [3]​.

También cuentan que al acabar el verano los pastores se dirigían en trashumancia con su ganado a Extremadura y cuando estaban por la noche todos frente al fuego, siempre había alguno que sentía nostalgia de la tierra hasta que otro se le acercaba y le decía «¡eh, despierta que estás en Babia!», su mente «estaba en Babia». [3]

Con el paso del tiempo el uso de esta expresión provocó su derivación en un dicho popular muy común que se aplica a la gente que esta ensimismada o despistada.

Hay estudios que señalan que fue Quevedo uno de los primeros en la utilización de la expresión, que equivale a estar descuidado, divertido o con el pensamiento muy distante de lo que se trata, según el Diccionario de la Lengua Castellana de 1822. [4]

Héctor Zimmerman publico en la revista el abasto, n° 98, mayo, 2008.

Babia es un territorio montañoso situado al noreste de España, en la provincia de León. Allá por los siglos XI o XII, cuando León era un reino, los monarcas tenían en ese sitio su residencia de descanso, a la que habían dotado de todos los lujos y comodidades introducidos por los árabes en al Península: baños, fuentes, espléndidos jardines. Cuando la Corona corría peligro o querían evitar asuntos fastidiosos, los reyes se refugiaban allí para recrearse y gozar del clima y el paisaje. A los súbditos que acudían a la corte con alguna demanda, los servidores reales tenían orden de contestarles: “Los reyes están en Babia”. De donde el dicho pasó a cobrar un significado de vivir en las nubes, de ser un distraído.

 

Véase también

 

Referencias

  1. El Habla de Babia y Laciana. Guzmán Álvarez
  2. «El origen de estar en Babia y otras expresiones geográficas» (html). Diario ABC de España. 19 de agosto de 2014. Archivado desde el original el 1 de enero de 2018. Consultado el 20 de julio de 2018. «La mayoría de los expertos coinciden en que hace referencia a la comarca leonesa de Babia. Cercana al límite con Asturias, era normal que al preguntar por el paradero de los reyes de León, se contestara que se encontraban en este lugar, ya que debido a su abundante fauna era su lugar de caza preferido.»
  3. Prieto, Gonzalo (16 de agosto de 2014). «¿Qué hay entre Pinto y Valdemoro?, ¿dónde está Babia?: un repaso por los dichos geográficos» (html). Geografía Infinita. Archivado desde el original el 25 de julio de 2017. Consultado el 20 de julio de 2018. «Otra versión hace referencia a los pastores trashumantes extremeños que en verano iban hasta esta zona. Cuando uno se había quedado dormido en el trayecto le decían: “estas en Babia”.»
  4. García Arias, Xosé Lluis (1978 nº 32). «Estar en Babia - Estar en las Batuecas.». Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos (95): 571-575. 0020-384X.
  5. Extraído de "Guía del Patrimonio Cultural de las Comarcas de Cuatro Valles ", editado por Cuatro Valles, plaza de la Constitución, 1 - 24220 La Magdalena (León).
  6. Reserva de la Biosfera de Babia: Ganadería
  7. Wikipedia - Babia
  8. La arquitectura rural religiosa en la comarca de Babia de Suso

 

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