El pinar de Monte Carcedo


22 de Abril de 2021 - 31 de Mayo de 2021

En Piedrafita de Babia, existe una masa de pinar correspondiente a una repoblación iniciada en 1912 (la más antigua fechada con exactitud en la provincia), por iniciativa de un particular adinerado. Hoy el pinar constituye todo un emblema en el seno de una comarca esencialmente desarbolada, siendo el bosque con mayor diversidad arbórea del Parque Natural de Babia y Luna. Ya centenario, el resultado ha sido un hermoso pinar de unas 80 hectáreas que alberga gran variedad florística y que constituye un elemento clave en el paisaje y en el entramado sociocultural de la comarca. Los vecinos de Piedrafita se muestran orgullosos de su pinar, negándose a cualquier intervención que pueda perjudicar su futuro.

¿Que puedes visitar en el pinar? Te dejo una galería de imagenes con puntos de interés y pronto publicaré coordenadas:

  1. Boligueiro y sus vistas
  2. Merendero de los semilleros
  3. Piniechas. Mirador y espectaculares vistas
  4. Subiendo con la Peña Larga a la izda.
  5. Refugio
  6. Laguna de Monte Carcedo
  7. Fuentes
  8. El Chozo, los Corralones
  9. Llanos de María Fernández
  10. Moroquil: Trinchera de la guerra civil

 
 
 
 

Puntos de interés Ornitológico

En él encuentran condiciones óptimas para vivir algunas aves de hábitos forestales, como el gavilán, el herrerillo capuchino o el camachuelo común.


Evolución del pinar de Piedrafita desde principios del siglo XX.

El monte “Carcedo“, al pueblo de Piedrafita de Babia fue incluido en la primera relación de montes exceptuados de la desamortización (1959), supuestamente por estar poblado de especies arbóreas (roble y abedul). Sin embargo, una vez libradas las oleadas desamortizadoras, la Memoria de Rectificación del Catálogo de 1962, reconoce en 1890 que se trataba de un puerto de merinas trashumantes (para 400 cabezas), que carecía de vegetación arbórea y que incluso escaseaba la leñosa constituida por enebro rastrero, árgomas y brezos.

Esta memoria no encuentra razones ni para su repoblación ni para su mantenimiento en el Catálogo, aconsejando su enajenación. No obstante, el monte aparece definitivamente en el Catálogo de 1901.... con Juniperus nana como especie principal. La iniciativa de su repoblación extraña cuando menos, especialmente en una comarca eminentemente ganadera, y donde, a día de hoy, sigue siendo una isla en un mar desarbolado. De hecho, aunque el Distrito Forestal fue quien planificó los trabajos, la iniciativa se atribuye a un particular: el babiano D. Luis Álvarez Gómez, fundador de una conocida empresa de perfumería, y a quien el deseo de que su pueblo tuviera en el futuro un bosque para uso y disfrute de habitantes y visitantes habría llevado a financiar parte de los trabajos y a convencer a sus convecinos, a los que se pagaba un tanto por pino plantado. La repoblación se realizó entre 1912 y 1921.

Camino ya de cien años desde entonces, el resultado ha sido una masa estable de pinar de unas 80 ha, de densidad media, que alberga gran variedad florística en todos los estratos y es un elemento clave en el paisaje y en el entramado sociocultural de la comarca. Los vecinos de Piedrafita se muestran orgullosos de su pinar, negándose a cualquier intervención que pueda perjudicar su futuro. El proyecto de ordenación fue sufragado íntegramente por su Junta Vecinal con cargo al fondo de mejoras de sus montes.

Estado de la masa

La especie dominante en el pinar es Pinus sylvestris, aunque también se encuentran rodales en que Pinus nigra es importante, así como presencias más esporádicas de P.pinaster, P.uncinata y P.mugo. El pinar posee ejemplares de grandes dimensiones sobre todo en las vaguadas y zonas de suelos profundos. En las partes altas, donde el suelo es más superficial y azota considerablemente el viento y la nieve en la época invernal, los individuos son más achaparrados y presentan visibles daños debido a las inclemencias del tiempo.

En general, los rigores de las intensas nevadas han ido deparando numerosos derribos y roturas a lo largo de estos años, aprovechándose las maderas caídas y deparando el efecto de un régimen de clara natural frecuente. Ello ha supuesto la apertura de numerosos pequeños claros, rápidamente ocupados por bosquetes de regeneración de los propios pinos o de otras especies.

Entre éstas destacan por su abundancia el prádano (Acer pseudoplatanus) y los robles (Quercus pyrenaica y Quercus petraea), de los que existen algunos ejemplares de considerables dimensiones y que en algunas zonas llegan a constituir un segundo estrato debajo del pinar. Pero conviene resaltar la variedad de especies que se encuentran salpicadas por el monte, normalmente en regenerados o ejemplares de corta edad: Betula alba, Prunus avium, Ilex aquifolium, Sorbus aucuparia, Sorbus aria, Sorbus latifolia, Sorbus mougeottii, Fraxinus excelsior, Ulmus glabra, Taxus baccata y otros. Este elenco llama la atención fundamentalmente cuando se comprueba la ausencia de masas arbóreas en un radio de varios kilómetros alrededor del pinar, habiendo actuado como fuente de semilla principal el exiguo arbolado remanente en las sebes de los prados cercanos.

Tanto las especies secundarias como el sotobosque varían, en distribución y abundancia, en función del estado de la masa, la orientación y el sustrato considerado. A este respecto, en el monte existe una alternancia frecuente entre calizas, pizarras, lutitas y cuarcitas, lo que depara sustratos muy diversos. El sotobosque que presenta el pinar se distribuye también en función de la litología, pendiente, profundidad del suelo y la altura. En los fondos de valle predominan las comunidades herbáceas junto con arbustos como el escuernacabras (Rhamnus alpinus) y enebro rastrero ( Juniperus communis ssp. nana). En las litologías silíceas predomina el brezal (Erica australis ssp aragonensis, Calluna vulgaris y Daboecia cantábrica) con carqueixa (Chamaespartium tridentatum) y arándano (Vaccinium myrtillus). En los sustratos básicos o neutros zonas básicas predominan árgomas (Genista hispanica ssp. occidentalis) y sabinas y enebros rastreros (Juniperus sabina, J.nana), acompañados en determinadas zonas del torvisco macho (Daphne laureola), agracejo (Berberis vulgaris), piorno (Genista florida), escoba (Cytisus scoparius) y brezo (Erica arborea).

Como base de las tareas de inventario, se han diferenciado en el monte nueve tipos de masa, formaciones vegetales diferenciables en campo y susceptibles de un tratamiento distinto. La clasificación se efectúa en base a agrupaciones de características como fase de desarrollo, estado de los fustes, grado de cubierta, especies presentes, distribución entre los diferentes estratos, densidad, área basimétrica, sotobosque y regeneración. En la Tabla [1] se presentan los seis tipos correspondientes a dosel arbóreo continuo. Tanto las distribuciones diamétricas como los valores numéricos resultan de un muestreo estadístico posterior (1 parcela cada 2,33 ha), y pretenden tener un carácter ilustrativo. Como puede desprenderse del examen de los tipos diferenciados y de sus características, el monte presenta una estructura en líneas generales simple y regular pero con tendencia a una cierta irregularización, que resulta especialmente patente en las siguientes áreas:

  • áreas de expansión del arbolado, con regenerados de densidad variable y amplio rango de edades
  • áreas más o menos claras, con dispersión en las dimensiones arbóreas y frecuentes bosquetes de regeneración (Figura [1])
  • áreas con subpiso de roble o plágano
  • áreas con regeneración adelantada más menos pujante de frondosas bajo cubierta

De cara a la tipificación de las áreas con regeneración adelantada, se realizó un inventario específico de localización y caracterización, considerando la especie regenerada, la frecuencia de regeneración y el grado de cubierta. En el mapa de la Figura [2] se presentan los principales golpes de regeneración de coníferas y frondosas, bajo cubierta, en claros de distintos tamaños, o en rasos.

Principales objetivos de la ordenación

La principal función desarrollada por el monte se desprende de su carácter protector-conservativo, siguiendo en importancia el uso recreativo, siempre supeditado a la conservación. El objetivo prioritario de gestión para el conjunto del monte será el de Protección-Uso social. El objetivo principal no descarta otros usos que se están realizando en el monte y otros que se podrían aportar. Por encima de todos ellos ha de estar la persistencia, estabilidad y mejora de la masa forestal, teniendo en cuenta también que el rendimiento sostenido y el máximo de utilidades de que habla la Ordenación habrá que referirlos en este caso a los bienes que los vecinos y la Entidad propietaria valoran y demandan del monte, es decir, el valor en sí de su existencia con sus implicaciones ecológicas, sociorrecreativas y paisajísticas. La Entidad propietaria del predio ha manifestado que la obtención de beneficios económicos por el aprovechamiento maderero no es su objetivo prioritario, independientemente de que dichos beneficios puedan producirse como consecuencia de las cortas planificadas con un objetivo de mejora o conservación de la masa. El monte se ha dividido en dos cuarteles (arbolado y desarbolado), dieciséis rodales y cincuenta subrodales.

Dinámica forestal previsible y modelo al que converger

Se pretende mantener una masa arbórea estable y ampliada en comparación con la actual. Tanto las especies principales como las secundarias y accesorias serían las mismas que las actuales, tendiendo siempre a incrementar la diversidad.

Ahora bien, el temperamento de las distintas especies en juego y la propia dinámica ecológica del ecosistema que nos ocupa tenderá a ir modificando la abundancia de unas u otras especies y el papel que jueguen en la conformación del dosel. A grandes rasgos, el dosel arbóreo del monte está hoy formado por mayoritariamente por especies intolerantes o pioneras (los pinos), a la sombra de las cuales se están instalando desde hace tiempo otras especies más tolerantes (robles, arces, etc), que regeneran bien a la sombra de aquéllas. Según los individuos de la primera generación de intolerantes vayan muriendo, y dependiendo del tamaño del hueco abierto en el dosel, su puesto será ocupado por las frondosas que hayan ido instalándose bajo él o (si el hueco es suficientemente grande) por una nueva generación de intolerantes que se instale en ese momento. En general, podemos hablar de que se irá produciendo un relevo generacional que propiciará a medio plazo una mayor representación de frondosas en el dosel en detrimento de los pinos, que a largo plazo, y en ausencia de procesos renovadores extensos e intensos, quedarán limitados a grandes ejemplares en el seno de la masa o a grupos confinados a las estaciones más limitadas ecológicamente.

La forma, la velocidad y la contundencia con que se vaya produciendo este proceso natural de sustitución puede ser modulado por la gestión selvícola. Por una parte, es posible propiciar, con plantaciones de enriquecimiento, una mayor instalación de frondosas bajo el dosel del pinar. Por otra p arte, en función del tamaño de los huecos abiertos en las posibles cortas, estaremos condicionando el abanico de especies que podrán instalarse en dichos huecos y competir por un puesto en el dosel, así como las condiciones de la lucha por dicho puesto.

Además de sus valores ecológicos, paisajísticos y recreativos, el monte se constituye en un lugar privilegiado para estudiar los procesos ecológicos que conlleva la instalación de una masa forestal y los cambios que se desarrollan en la misma, a modo de “escuela viva”. Se entiende que este conjunto de valores ha de ser potenciado. Por todo ello se considera que ese proceso de sustitución de coníferas por frondosas puede y debe producirse en este monte. La variedad de especies instaladas de forma natural es muy elevada y no es necesario incrementarla artificialmente; en cuanto a la densidad de esta regeneración anticipada, se estima suficiente también, tanto más cuanto va incrementándose de forma natural con un ritmo creciente, a juzgar por los rangos de edades encontrados. La ejecución de las cortas deberá considerar estos corros de regeneración preinstalados y controlar su evolución. Sin embargo, no se fomentará una sustitución total, promoviéndose el mantenimiento del pinar como formación en determinados subrodales y la existencia de bosquetes de pinos o ejemplares aislados en el conjunto del monte, tanto por el mantenimiento de un mayor grado de biodiversidad como porque estos hechos también se producirían de forma natural, y en todo caso para mantener viva la historia del origen de este bosque.

Estos cambios aludidos en la composición específica llevarán aparejados en el tiempo otras modificaciones relativas a la estructura vertical del dosel, es decir, a la forma principal de masa. Si bien hasta ahora el pinar ha presentado una estructura básicamente regular, ya se aprecia en varios subrodales una tendencia clara a una irregularidad no estricta, debido tanto a la instalación de frondosas como a los corros de regeneración instalados tras cortas o derribos. Tanto la propia tendencia natural de la masa como el tipo de cortas y tratamientos que se considera acorde con los objetivos de gestión irán propiciando una irregularización de la estructura. La forma de masa irregular o semirregular, por tanto, se considera la propia al modelo de monte al que se va a converger, pero entendido esto no como un imperativo del modelo al cual supeditar la gestión, sino como una consecuencia de la evolución de la masa y de la gestión a desarrollar. Al igual que en el caso de la composición específica, los tratamientos buscarán el mantenimiento de unidades (bosquetes) de estructura regular, de tamaño variable.

Características básicas del modelo selvícola

A continuación se exponen, de forma esquemática, las principales características selvícolas del modelo de gestión propuesto para el monte.

  • Elección de especies, matizable según cada rodal concreto:
    • Como principales: Pinus sylvestris, P.nigra o ambos
    • Como accesorias, llamadas a ser principales en algunos rodales a medio plazo: A ce r pseudoplatanus, Quercus pyrenaica y Quercus petraea
    • Como auxiliares: Sorbus aria, Sorbus aucuparia, Prunus avium, Corylus avellana, Ulmus glabra, Ilex aquifolium, Rhamnus alpinus, Betula celtiberica, Taxus baccata, Fraxinus excelsior.
  • Elección del método de beneficio: monte alto
  • Elección de la forma principal de masa: a pesar de la regularidad imperante hoy día, debido al tipo de regeneración y a las futuras cortas en la masa madura (normalmente serán por entresaca), tenderemos a una forma de masa irregular o semirregular.
  • Caracterización de modelos culturales (para los pinos):
    • Diámetro de cortabilidad: 45 cm
    • Edad de cortabilidad: 120 años
    • Número de pies deseable al final del turno: 150 p/ha
    • Productos a obtener: actualmente madera de sierra así como para trituración y embalajes; en el futuro, ebanistería y chapa.
    • Periodo de regeneración: 20 años.
    • Tipos de corta:
      • Cortas de regeneración: por entresaca.
      • Cortas de mejora:
        • Claras estratégicas con apeo y extracción de los pies que en estado de latizal y fustal presentan porvenir dudoso o interfieren en el desarrollo de regenerado ya instalado o de individuos de mejor calidad
        • Claras genéricas de regulación de densidad en zonas de intensa competencia , buscando AB < 25 m2/ha en el estrato principal. A partir de latizal medio serán siempre por lo alto, orientadas según la calidad de los pies, y prestando atención al regenerado instalado y a los estratos inferiores.
      • Clareos: dentro de los estados de repoblado y monte bravo, y motivados fundamentalmente por razones de prevención de incendios y de uso recreativo.
      • Extracortables: cuando se considere necesario para favorecer el desarrollo de un regenerado ya instalado, o para evitar daños a bienes o personas ante el riesgo de caídas o roturas. En cualquier caso, se mantendrán un mínimo de 10 pies/ha de grandes diámetros, sin cortar, homogéneamente distribuidos.

Características básicas del modelo

Como método de ordenación se adopta la entresaca por bosquetes, generalizada a nivel monte. Las cortas se realizarán pie a pie o más bien por bosquetes en la mayoría de los casos, utilizando tamaños variables de bosquete en función de las especies cuya regeneración se quiera beneficiar. En el caso de frondosas como roble y el plágano se abrirán huecos pequeños, mientras que para regeneración de pino oscilarán entre unos 25 m de diámetro (0,05 ha) y 35 m de diámetro (0,1 ha). La rotación de entresaca considerada es de 10 años.

En cuanto a la organización espacial no existirá división en tramos de entresaca propiamente dichos, aunque se actuará más intensamente en unas zonas que en otras. La superficie (estimativa) a regenera r en equilibrio en el período de rotación será: Se= (Sc * d) / E = (76,98 * 10) / 120 = 6,42 ha, siendo Sc la superficie del pinar con masa inventariable (76,98 ha), d el periodo de rotación y E la edad de madurez. Esta superficie se distribuirá anualmente en diversos bosquetes de tamaño variable (máx. 0,1 ha). En la primera rotación, las cortas de regeneración se centrarán, por orden, en las siguientes zonas: subrodales con golpes de regeneración más o menos grandes, tanto de arce y/o roble como de pino; otros subrodales con pequeños grupos de regeneración de pino; subrodales especialmente densos. En el resto de la superficie del pinar se realizarán cortas de mejora (claras acompañadas, si hace falta, de podas).

Plan de cortas

Se realizarán cortas de reproducción por entresaca y cortas de mejora estrictas. Aunque las cortas de entresaca suponen una actuación de regeneración y mejora al mismo tiempo, en algunos subrodales se plantearán cortas de mejora estrictas (claras), que ocasionalmente podrán ser parcialmente sistemáticas en zonas de gran densidad.

En cuanto a la posibilidad, se han calculado diversos valores, dos de ellas globales (según la masa cortable y según el crecimiento medio) una de regeneración (por cabida a regenerar) y otra de mejora (por diferencia, considerando un margen para extraordinarias). Todas ellas son máximas indicativas, excepto la posibilidad global más elevada (2,6 m3/ha), que actúa como máximo imperativo salvo causas extraordinarias.

Para la cuantificación de las cortas del primer periodo (2003-2012) se ha estimado la superficie a regenerar en cada subrodal en función del regenerado presente y de la densidad de la masa madura. El volumen a extraer se ha calculado con la ecuación de la posibilidad de regeneración, introduciendo en ella el volumen correspondiente a cada subrodal de árboles con diámetro normal mayor o igual a 40 cm, así como el crecimiento corriente de cada subrodal, y como superficie la suma de las de los bosquetes en cada subrodal. La suma total asciende a 109,07 m3/ año, lo que da un total de 1.090,67 m3 en el período de rotación (dentro de los límites previstos). Posteriormente se ha procedido a agrupar las cortas en tres plazos: 2005, 2008 y 2012. En la figura [2] se presentan las áreas en que se va a actuar en 2005, tanto con cortas de regeneración (en rosa) como de mejora (en verde).


Tablas y figuras:

 

 

Figura 1: Los derribos han propiciado la instalación en claros de bosquetes de regeneración de especies y edades variadas, que suponen una estructura irregular.

Figura 2. Plano de la zona arbolada del monte. Las zonas sombreadas indican aquellas en que se realizarán cortas en el periodo 2003-2012 (en rojo, de regeneración; en verde, de mejora estricta). Los puntos indican bosquetes de regeneración iniciada (amarillos fuera de la masa, rojo bajo cubierta y azul en claros de diferentes tamaños).


Vea también


Referencias

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