Romance del pastor que estaba en Babia


Cuando la noche se abaja

Toda en su manto guarnida

Ya se avivan en el chozo

Brasas de melancolía,

Ya está la majada quieta

Tan ordenada y cumplida

Y ya señorea la luna

Sobre la tierra enganida.

El pastor ovejerico

Es un puño en su pelliza.

Ladra el mastín en el cerro,

Runrunean las esquilas,

La noche, toda se encalma

Con las estrellas furtivas.

Ay, el mi pastor galano

Que en vez de cantar suspira

Cómo le vienen y avanzan

Visiones de lejanía,

Recuerdos de tierra luenga,

Ecos de las tierra frías,

Y un dulce clamor que hiere,

En el alma estremecida.

Ya está en el chozo la Babia

Siempre llevada y traída

Tan lejana, tan lejana,

Y en el corazón metida.

El ovejerico sueña

De la su novia caricias

Y sueña de la su madre

Carantoñas y natillas,

Sueña también la su torre

Con las cigüeñas henchidas,

Y el repicar de campanas

En la fiesta de la ermita.

Ay, dehesas de Extremadura,

Rebaños de lana fina,

Mastines que están de guardia,

Buitres de sagaz pupila

Que siempre van al acecho

De la oveja mal herida,

Y órdenes del Rabadán

Dominando la vigilia

De la noche y la majada

Que en el cerro se cobija.

Todo se aduerme careado

En su paz y en su medida

Únicamente el pastor

No duerme , que suena, herida

La rosa de los recuerdos

De la su aldea querida.

Ay, pastor, que estas en Babia

Ay, noche que mal abrigas

Los decires sin palabras,

Las añoranzas no escritas,

Del pastor que está en su chozo,

Como un puño en su pelliza,

Siempre clavado en su Babia

Tan bien llevada y traída


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